Uno de los principales objetivos que los clientes esperan lograr cuando van a un centro de pilates consiste en mejorar su postura corporal. Contar con una buena alineación se torna clave en la prevención de lesiones, así como en la mejora del rendimiento deportivo.

Los actuales estilos de vida, con un gran índice de sedentarismo, nos llevan a mantener posiciones inadecuadas durante horas, que acaban creando compensaciones y posibles patologías.

Por tanto, es muy importante explicar a nuestros clientes como poder trabajar para perseguir una buena postura.

¿Qué significa tener una buena postura?

En el diccionario encontramos que el término postura se refiere a la orientación del cuerpo o de la columna en el espacio. Definiciones más actuales nos proponen el término como una relación y control adecuado entre el sistema óseo y el sistema muscular, de manera que se puedan proteger todas las estructuras del cuerpo tanto en fases estáticas como durante el movimiento. Por tanto, para poder contar con una buena postura necesitamos que varios sistemas de nuestro cuerpo trabajen de forma coordinada gracias a la acción controlada del sistema nervioso. Buscamos un cuerpo eficaz y eficiente.

Una postura incorrecta implica un déficit de relación entre diversas partes del cuerpo: el equilibrio se pierde, aparecen compensaciones, zonas de restricción y por ende, zonas con exceso de movilidad.

La posición deja de ser eficiente, se pierde la neutralidad e incluso se altera la función de ciertos músculos. Como profesionales del movimiento nuestro objetivo es trabajar con el cliente para enseñarle de que manera activa puede mejorar su posición corporal. Habrá que explicarle cuáles son sus principales alteraciones y proponerle ejercicios para modificar sus patrones estáticos y en movimiento.

 

La buena postura dona10 pilates Barcelona

Puente de hombros: enfocado a mejorar la estabilidad lumbopélvica durante una extensión de cadera.

Posición y Curvas Anatómicas

La columna es el hilo que une las extremidades superiores e inferiores. Un análisis postural estático aporta una información valiosa sobre las curvas de la columna, y nos ayudará a la hora de diseñar los mejores ejercicios para ese cliente. Existe una posición ideal con respecto a la línea de plomada y en base a ello se definen diferentes patologías según se encuentren alteradas las curvas. Lo normal sería encontrar dos curvas lordóticas en la zona lumbar y cervical y otra curva cifótica en la zona dorsal. Cualquier aumento o reducción de los valores normales de estas curvas, supone una alteración de la posición estática. Tener un cliente por ejemplo, con una columna lumbar rectificada nos supondría el reto de intentar restaurar su condición lordótica normal.

No sólo es positivo analizar la postura a nivel estática y por ello, recomendamos estudiar de manera dinámica el comportamiento del cuerpo. Existen diferentes test y métodos cuyo objetivo es comprobar si hay una correcta relación entre los diversos segmentos a la hora de realizar los movimientos.

 

Entendiendo a los protagonistas: musculatura postural

La postura ideal depende del correcto trabajo de toda la musculatura del cuerpo, desarrollando primero los músculos profundos o estabilizadores para construir una base sólida y sobre ella una musculatura movilizadora uniforme y equilibrada. La musculatura postural o estabilizadora tiene como función controlar las zonas neutras de las articulaciones y mantener el correcto eje de movimiento. Son anticipatorias (se activan antes que el resto de musculatura), muy propioceptivas (se activan de manera automática) y se contraen durante todo el rango de movimiento. Estos músculos responden a un entrenamiento de baja intensidad (20-25% de su contracción máxima voluntaria) y se estimulan en ejercicios con movimientos lentos. Al ser unos grandes informadores de la posición del cuerpo en el espacio, hay que ir introduciendo superficies inestables según avanzan las sesiones y muchas imágenes verbales y táctiles que ayuden a mejorar la comprensión del movimiento. De todas las curvas nos fijaremos especialmente en la zona lumbopélvica o comúnmente denominada CORE ya que contiene nuestro centro de gravedad y además en ella se conectan las palancas que unen la parte superior e inferior de nuestro cuerpo. El grupo de músculos que forman el CORE genera un cilindro que, a modo de corsé, estabiliza la columna y a la vez es el origen de cualquier movimiento de las extremidades debido a su función anticipatoria.
Artículo escrito por Elena Fernández, instructora y coordinadora técnica de dona10.

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